Hoy hablaré de un tema que puede ser muy trillado o muy de moda, depende de cómo lo veamos: el inicio del segundo mandato del presidente Trump en Estados Unidos. Se hizo una campaña presidencial con muchas promesas y ahora es momento de empezar a cumplirlas. No quiero hablar específicamente de temas políticos, sino de sus consecuencias y afectaciones, para bien o para mal, en los temas laborales.

Hasta ahora, veo que las amenazas de los aranceles son un medio para forzar a otros países a hacer lo que Estados Unidos quiere, pero el tema de las deportaciones no parece ser un medio para lograr algo, más bien parece un fin en sí mismo. Es decir, no está ligado a otra cosa más que a regresar a su país a las personas que viven en Estados Unidos sin un permiso especial o una residencia, y se les llama indocumentados. ¿Está bien o está mal? De principio, está bien, ya que se persigue un acto ilegal, pero no creo que se estén midiendo correctamente las consecuencias, aunque hasta ahora nadie sabe lo que va a pasar.

Uno de los factores que afectan mucho más que cualquier otra cosa a los temas laborales es el miedo. El miedo en los trabajadores baja sustancialmente la productividad, aumenta significativamente el ausentismo y la rotación, y pone en grave riesgo la permanencia del negocio.
En este caso, podemos ver que el miedo infundido por la deportación masiva en Estados Unidos está poniendo en riesgo cierta cantidad de negocios que dependen de la mano de obra más barata, que comúnmente son los indocumentados.
Quisiera verlo de una manera un poco simplona: ¿los indocumentados son votantes? Pues no. ¿Y los que sí votan quieren que los indocumentados estén en Estados Unidos? Pues tampoco. Pero estos pueden ser los trabajadores de más bajo nivel a quienes los indocumentados les quitan los trabajos.
Pero sigue siendo mucha especulación de mi parte. Hay otros ejemplos, México es uno de ellos. El partido Morena, iniciando con el expresidente Andrés Manuel López Obrador, ganó la presidencia de México en 2018. Al igual que en Estados Unidos, hay que cumplir las promesas de las campañas electorales.
Algunas de esas promesas son el apoyo económico a las personas más vulnerables, frenar las obras más grandes de los gobiernos pasados y crear nuevas, entre otras. Pues estas promesas se están cumpliendo, pero ¿qué tan sostenibles son? Hicieron que Morena ganara otra elección presidencial y los efectos de la crisis económica no se han visto, o al menos no claramente.

Cumpliendo estas promesas en México, se ha puesto en riesgo mucha de la inversión y el crecimiento del país. Se presume que hay crecimiento, pero ¿a qué se debe ese crecimiento o falta de caída? Yo creo que tenemos que agradecer al nearshoring, que fue más grande de lo que esperábamos. ¿Y qué causó el nearshoring? Pues un pleito político entre Estados Unidos y China. ¿Y ya terminó? Pues no, y vienen otros más. Total, ¿en qué va a acabar? Nadie sabe.
Yo resumiría que el elemento político tiene mucho más poder del que debe tener. Creo que debe existir un balance interno entre el elemento político y el empresarial. Hay que recordar que los gobiernos no generan trabajos, las empresas sí. Entonces, el trabajo del político es hacer el camino más suave y rápido para las empresas y que, a su vez, cuiden de sus trabajadores. Algo así.
Manuel González
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